Antorcha Campesina desata el terror en Azcapotzalco: extorsión, invasiones y violencia con sello político
4/5/20251 min read


Azcapotzalco vive bajo amenaza. No es un grupo criminal común, es peor: se hacen pasar por luchadores sociales, pero operan como una organización mafiosa con licencia política. Se llaman Antorcha Campesina y han convertido esta alcaldía en su nuevo centro de operaciones para extorsionar, intimidar y sembrar el caos… todo con fines políticos.
Vecinos denuncian que los antorchistas no llegan a ayudar, llegan a cobrar piso, a apropiarse de terrenos ajenos y a meter miedo con grupos que actúan como verdaderos sicarios sociales. No buscan justicia, buscan el poder, los recursos y el control total de las comunidades.
Comerciantes han tenido que entregar dinero “voluntariamente” para que no les tiren sus puestos. Propietarios viven con el alma en vilo por miedo a que les arrebaten sus viviendas. Y si alguien se atreve a denunciar… el castigo es inmediato: amenazas, represalias y hasta bloqueos organizados al puro estilo del chantaje.
La historia es de terror: llegan con banderas, pancartas y discursos supuestamente “justicieros”, pero detrás vienen las verdaderas intenciones: invadir, despojar, manipular. Todo esto mientras los líderes del movimiento viven como reyes, con propiedades, autos de lujo y negocios millonarios financiados —sí, adivinaste— con dinero público.
Peor aún: hay evidencia de que actúan como grupo de choque en plena coordinación con intereses políticos que los sueltan como jauría cuando necesitan presionar, intimidar o desestabilizar. Antorcha no es un movimiento social: es un instrumento de guerra sucia.
¿Por qué no los detienen? ¿Quién les dio permiso de operar como una mafia protegida? ¿Qué político está usando a estos grupos como su brazo armado?
Azcapotzalco está cansado. La gente ya no quiere más chantajes disfrazados de lucha social. No quieren más invasiones, más extorsiones, ni vivir con miedo por decir la verdad. Antorcha Campesina no representa al pueblo, lo pisotea para seguir enriqueciéndose y mantener a raya a quien se les cruce en el camino.